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lunes, 20 de junio de 2016
jueves, 12 de mayo de 2016
Aceptar lo que Es "El Trabajo" -
De repente una mañana, desde las profundidades de la desesperación, tuvo una revelación que transformó su vida.
Katie comprendió que cuando creía que algo debería ser diferente de cómo era («Mi marido debería quererme más», «Mis hijos deberían apreciarme») ella sufría, y que cuando no creía estos pensamientos, sentía paz.
Vio que la causa de su depresión no era el mundo alrededor suyo, sino lo que ella creía respecto a ese mundo.
En un repentino despertar interior, Katie entendió que nuestro esfuerzo por encontrar la felicidad estaba enrevesado: en vez de intentar, inútilmente, cambiar el mundo para ajustarlo a nuestros pensamientos de cómo «debería» ser, podemos cuestionar estos pensamientos y, mediante el encuentro con la realidad como es, experimentar una libertad y un gozo inimaginables.
Katie desarrolló un método de indagación sencillo y, sin embargo, poderoso llamado El Trabajo, que rendía alcanzable esta transformación. Como resultado, una mujer deprimida y con tendencias suicidas se llenó de amor por todo lo que la vida le aporta.
Las 4 preguntas:
1. ¿Es verdad?
2. ¿Puedes absolutamente saber que eso es verdad?
3. ¿Cómo reaccionas cuando crees en ese pensamiento?
4. ¿Quién serías sin ese pensamiento?
Su método puede hacerlo uno mismo (con cuaderno y lápiz) o conversando con otra persona.
Podés usar este método cuando identificas una creencia o pensamiento que te causa ansiedad o infelicidad. Algo que para vos es importante, que te problematiza. Por ejemplo: “Mi madre nunca me amó” o “Fulano/a espera que yo resuelva todos sus problemas”.
Con esa creencia te hacés las 4 preguntas y vas respondiendo cada una.
Su trabajo se presenta como una mirada de no-dualismo. Y es más un des-hacer creencias que un agregarse nuevas.
Byron Katie dice:
Si prestas atención advertirás que tienes pensamientos de este tipo docenas de veces al día: «La gente debería ser más amable», «Debería enseñarse a los niños a comportarse bien», «Mis vecinos deberían cuidar mejor su césped», «La cola del supermercado debería avanzar más deprisa», «Mi mujer o mi marido debería estar de acuerdo conmigo», «Debería estar más delgada o ser más guapa o tener más éxito».
Estos pensamientos constituyen distintas maneras de querer que la realidad sea diferente de lo que es. Si te parece que esto suena deprimente, estás en lo cierto. Toda la tensión que sentimos se origina en nuestras discusiones con lo que es.
Soy una amante de lo que es, no porque sea una persona espiritual, sino porque, cuando discuto con la realidad, sufro. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido, amable y seguro.
Sólo puedo encontrar tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos y los de Dios. (Para mí, la palabra Dios significa «realidad». La realidad es Dios, porque gobierna. Todo lo que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier otra persona es lo que yo denomino «los asuntos de Dios».) Buena parte de nuestras tensiones proviene de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos.
Información más detallada sobre cómo hacer "El Trabajo":
http://www.thework.com/espanol/eltrabajo.asp
Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/Byron_Katie
http://www.thework.com/espanol/index.asp
Traducción y compilación: Fernanda Caffaro Taboada ferecolo
miércoles, 27 de abril de 2016
Fluir
Fluir emocional y el mito del control
Cuando…
…puedo llegar a ser consciente de mí
mismo durante esos momentos que se me hacen tan duros emocionalmente hablando
(momentos de ansiedad, miedo, angustia, tristeza, llanto… o una combinación de
varios de ellos) no solamente observando mi estado de ánimo sino sobre todo
A MÍ MISMO EN ÉL.
Cuando…
…puedo llegar a verme entonces como si
fuera un mero observador silencioso que estuviera a mi lado, junto a mí…
un observador que me mira con comprensión, pero sin enjuiciarme, ni
obligarse (para tratar contraproducentemente de vencer así a mi estado) a tener
que adjetivar dichas sensaciones como: positivas, negativas, buenas, malas,
normales, raras, ilógicas,… porque no las confunde consigo mismo, con su Ser.
Cuando no…
…me presiono por ello ni a rechazar ni a
ignorar el vivir plenamente esos momentos de mi vida, esas emociones, esos
pensamientos… y me doy cuenta que dejar fluir mis emociones en mí no
significa obligatoriamente exteriorizarlas todo el tiempo ni tan siquiera tener
que hacerles caso a cada uno de los pensamientos que las originaron…
Empiezo a sentir…
…una paz interior como nunca antes viví,
siento que mi ruido mental se reduce, debido al hecho de haber
permitido estar a mis emociones de una manera que nunca habría sospechado
que pudiera yo tener el valor de hacer, que pudiera ser saludable para mi
cuerpo y mi mente sentirlas de esa forma. No siento la ansiedad y el temor que
brotaba antes en mí al pensar que mi labor era tener que controlarlas y
maniatarlas en todo momento y situación.
Empiezo a ver que…
…realmente estoy comprendiendo en mí
(y no solo sabiendo de una manera teórica o intelectual) que el deseo de mis
emociones siempre fue el de FLUIR LIBREMENTE por mi cuerpo. Mis emociones
(al igual que mis pensamientos) están en mí, las observo, las escucho
atentamente, tomo nota de ellas… pero me acabo de dar cuenta, realmente, de
que nunca fueron Yo, tan sólo una parte de mi Ser. Ahora no las personalizo
en mí y siento de pronto que mi consciencia acaba de despertar, me siento ser
más Yo mismo.
…darme cuenta de que estoy aprendiendo
una habilidad nueva, que nadie me enseñó hasta ahora, quizás porque ninguna
de las personas que estuvo a mi alrededor la llegó a conocer. Y sé que conforme
vaya pudiendo ponerla en práctica iré aumentando mi confianza, autoestima y
tranquilidad; rebajando con ello mi ansiedad, miedo y estrés ante el temor de
que se esté aproximando una tormenta emocional.
Compruebo con sorpresa que…
…al dejarlas libres en mí, mis
emociones (contrariamente a lo que siempre temí) NO han comenzado a devorarme
por dentro, porque al no estarles inyectando ya el sufrimiento que hasta
ahora solía añadirles (por mi inconsciencia pasada y falta de comprensión de lo
que realmente era mi mundo emocional) se produce una liberación en mí, una
relajación, al no sentir ya la necesidad ansiosa de controlarlas a cada
momento, al no tener ya miedo a SU libertad.
Entiendo…
…que en el futuro, muchas de las
emociones que sentiré seguirán siendo desagradables, algunas
continuarán trayéndome dolor, pero será un dolor que ahora sé que es natural
y saludable, que me indica que estoy vivo, que muestra que tengo sentimientos,
que soy humano; es un DOLOR PURO, al que no le añado ya sufrimiento por mi
parte, es un dolor no “sufriente” que me sana porque sencillamente puedo
vivirlo, con humildad y naturalidad, vivirlo tal y como ES. Llega, lo
atiendo, le escucho y se va, mucho más rápidamente que antes, cuando empezaba a
pelearme con él o a ignorarlo en cuanto llegaba.
Y veo que…
…sigo siendo sensible a mis emociones,
más que nunca, ellas siguen en mí pero no las molesto, ellas se expresan dentro
de mí, surcan mi cuerpo con la libertad que en ningún momento les debí
negar. No efectúo ninguna acción mental dirigida a tratar de detenerlas,
manipularlas, forzarlas o ignorarlas porque ya no las temo. Me voy dando
cuenta de que cada vez sentiré menos angustia y ansiedad por esas situaciones
que estimaba tan peligrosas para mí, esos hechos que me hacían sentir COMO
SI perdiera el equilibrio.
Y también noto que…
…al contrario de lo que pensaba que
sucedería, sigo sintiendo compasión y empatía por los demás, más que nunca. No
me he vuelto una persona fría, dura y sin sentimientos, sino un SER HUMANO
pleno, mucho más real y genuino de lo que hasta ahora fui, porque ahora me
entiendo verdaderamente a mí mismo y estoy en disposición, si se diera el caso,
de poder ayudar adecuadamente a otras personas de una manera saludable tanto
para ellas como para mí, porque las comprendo al igual que me comprendo a
mí mismo, y ellas se van a dar cuenta de ello, a sentirlo así sabrán que las
ayudo entendiéndolas y no porque me sienta obligado a tratar de calmarlas
movido por la culpa o por mi incomodidad ante sus propios estados emocionales,
que tanto me han recordado en muchísimas ocasiones a los míos.
Acabo de aprender a…
…sentirme cómodo en los momentos
incómodos, porque ahora sé que esos estados y emociones que clasifiqué como
“negativos” o “ilógicos” nunca estuvieron en mi contra, sino que tan sólo
trataban de ayudarme a recobrar mi equilibrio psicológico …y lo único que
tuve que hacer para verlo es justamente lo que nunca hice, dejarles estar en mí
sin confundirme con ellos, tan sólo mirarlos desde la orilla como un observador
sereno que presencia un río que fluye
Aceptación
¿CÓMO PODEMOS ACEPTAR?
La
aceptación es una de las cosas más difíciles, es todo un trabajo interior que
requiere de mucha comprensión.
Cuando se da una situación concreta en la vida, la cual te produce malestar, como por ejemplo tener un trabajo que no disfrutas y no te sientes feliz con él; no te gusta y es algo que te ves obligado a vivir, pero no puedes de ninguna manera cambiar la negatividad y el rechazo que sientes con respecto a ello, suele surgir resignación en ti.
La resignación no es aceptación, la resignación es cuando algo no te gusta, no sientes alegría con ello, pero interiormente dices "no tengo más remedio que aguantar".
Llegar a este punto, es ir en contra de nosotros mismos, pues no podemos realizar ninguna actividad si no sentimos en lo más profundo de nuestro interior alegría alguna. De aquí surge el enojo, la ira, la depresión, la resignación, la esclavitud... Te sientes totalmente preso, sin alternativa alguna, y no eres feliz. Te ves "obligado" a vivir esa experiencia que la vida te ha puesto delante, sin otra solución.
Esto es un karma.
Cuando la vida te pone delante cualquier experiencia de la cual sientas sufrimiento y negatividad, es karmático.
Por tanto, la única manera que tenemos de transformar nuestra negatividad y resistencia interior ante la experiencia es con la ACEPTACIÓN.
¿Y cómo podemos aceptar?
Cuando se da una situación concreta en la vida, la cual te produce malestar, como por ejemplo tener un trabajo que no disfrutas y no te sientes feliz con él; no te gusta y es algo que te ves obligado a vivir, pero no puedes de ninguna manera cambiar la negatividad y el rechazo que sientes con respecto a ello, suele surgir resignación en ti.
La resignación no es aceptación, la resignación es cuando algo no te gusta, no sientes alegría con ello, pero interiormente dices "no tengo más remedio que aguantar".
Llegar a este punto, es ir en contra de nosotros mismos, pues no podemos realizar ninguna actividad si no sentimos en lo más profundo de nuestro interior alegría alguna. De aquí surge el enojo, la ira, la depresión, la resignación, la esclavitud... Te sientes totalmente preso, sin alternativa alguna, y no eres feliz. Te ves "obligado" a vivir esa experiencia que la vida te ha puesto delante, sin otra solución.
Esto es un karma.
Cuando la vida te pone delante cualquier experiencia de la cual sientas sufrimiento y negatividad, es karmático.
Por tanto, la única manera que tenemos de transformar nuestra negatividad y resistencia interior ante la experiencia es con la ACEPTACIÓN.
¿Y cómo podemos aceptar?
Con comprensión... con sabiduría... con
una visión superior.
Sabemos que la vida está regida por el karma, la ley de causa y efecto. También sabemos que todo es impermanente. Somos conscientes de que en la vida venimos a experimentar lecciones para "aprender" de ellas (volvernos más sabios y conscientes), por tanto, lo único que debemos hacer para lograr aceptar es CAMBIAR NUESTRO ENFOQUE. Es decir, cambiar nuestra manera de ver las cosas... mirar desde otra perspectiva más elevada y superior, conscientemente, con sabiduría, sin identificarnos con la experiencia en sí, ya que es en la propia experiencia donde se esconde el aprendizaje, la lección.
Si cambiamos nuestra percepción de las cosas, podremos lograr más comprensión y por tanto, más aceptación.
En el ejemplo anterior sobre el tener un trabajo que no nos satisface, no nos produce alegría, hemos de ser conscientes de que en ese trabajo se esconde la gran lección que la vida nos ha traído. Hemos de observar en nuestro interior y discernir; buscando el "por qué y para qué tengo que vivir esto".
Cuando indagas en tu interior, descubres que ese trabajo es la gran oportunidad para ti de lograr un estado más elevado de consciencia.
"¿Qué es lo que tengo que aprender de este trabajo que no me gusta?"...
Sabemos que la vida está regida por el karma, la ley de causa y efecto. También sabemos que todo es impermanente. Somos conscientes de que en la vida venimos a experimentar lecciones para "aprender" de ellas (volvernos más sabios y conscientes), por tanto, lo único que debemos hacer para lograr aceptar es CAMBIAR NUESTRO ENFOQUE. Es decir, cambiar nuestra manera de ver las cosas... mirar desde otra perspectiva más elevada y superior, conscientemente, con sabiduría, sin identificarnos con la experiencia en sí, ya que es en la propia experiencia donde se esconde el aprendizaje, la lección.
Si cambiamos nuestra percepción de las cosas, podremos lograr más comprensión y por tanto, más aceptación.
En el ejemplo anterior sobre el tener un trabajo que no nos satisface, no nos produce alegría, hemos de ser conscientes de que en ese trabajo se esconde la gran lección que la vida nos ha traído. Hemos de observar en nuestro interior y discernir; buscando el "por qué y para qué tengo que vivir esto".
Cuando indagas en tu interior, descubres que ese trabajo es la gran oportunidad para ti de lograr un estado más elevado de consciencia.
"¿Qué es lo que tengo que aprender de este trabajo que no me gusta?"...
La respuesta puede ser "ser más paciente", "ser más tolerante", "adquirir más sabiduría", "volverme más consciente", etc...
No hay ninguna experiencia que no nos aporte más sabiduría, pues la vida no suele darte lo que quieres sino lo que necesitas para impulsar tu estado consciencial.
Por tanto, viendo la situación desde esta perspectiva más elevada (sin estar identificado, atrapado, en ella), es cuando podemos aceptar que todo lo que experimentamos en la vida es para nuestra propia evolución.
Una vez hayas aprendido lo que tenías que aprender de esa experiencia, automáticamente ésta desaparecerá; ese karma se disolverá... ya lo habrás liberado, trascendido.
Agradece por cada situación y vivencia, pues en ella se esconde el más grande de los tesoros "impulsar y expandir tu estado de consciencia y adquirir más sabiduría y comprensión."
Camino al Despertar
martes, 19 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
lunes, 4 de abril de 2016
sábado, 2 de abril de 2016
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jueves, 28 de enero de 2016
jueves, 21 de enero de 2016
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lunes, 11 de enero de 2016
viernes, 8 de enero de 2016
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